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Mapa y escenario Político

Por Víctor Octavio García

PRI
* Caídas y levantadas

En el 99’, después del triunfo de la coalición PRD-PT –claro y contundente–, el PRI, tras las derrotas sufridas en las elecciones intermedias del 2002, –para asombro de unos y sorpresa de otros–, logra recuperarse tres años después de esa tersa elección. En las elecciones intermedias de 2002, nada tiene que hacer frente al aparto-aplanadora de la coalición gobernante PRD-PT. En la siguiente elección local, en el 2005, se presenta –y presta– a competir con un candidato infiltrado proveniente del PRD. Uno de las cuadros más cuajados con el que contaba el PRI después del candidato derrotado (Manríquez Guluarte) seis años atrás, era José Carlos Cota Osuna, un político chapeado a la antigüita que no es priísta, panista ni perredista, sino gobiernista puro, que ha contado con la suerte de tener el don de la ubicuidad de estar siempre en el lugar indicado y a la hora indicada. Con todo y el don de la ubicuidad, Cota Osuna queda fuera de la jugada en el 2005.
José Carlos –como lo tutean sus amigos– era, en buena medida el prospecto más aventajado para la candidatura priísta a la gubernatura del estado, aunque no el único. Sin embargo, aún siendo un buen cuadro no traía las “canicas” suficientes para encarar al candidato que ungiría la coalición gobernante. El CEN del PRI abre un paréntesis en el proceso de selección interna ante el sonado riesgo de ungir a un candidato débil y a modo para la derrota; coyuntura en la que toma cabal vigencia la perversa propuesta (burda infiltración) del entonces gobernador Leonel Cota Montaño, de nominar a Rodimiro Amaya Téllez como candidato del PRI a la gubernatura, luego de que éste, dolido por haber quedado fuera de la jugada en la taimada sucesión gubernamental de ese año, asume el triste rol de candidato, pero sin hacer campaña y sin hacer compromisos, a fin de que Narciso Agúndez Montaño se alzará con la victoria en la elección de 2005, con diez mil votos de diferencia.
Era la época dorada de los “pleitos arreglados” de los manotazos sobre el escritorio y del gatopardismo. Mucho se habló de esa candidatura (Rodimiro Amaya) que coincidió con los tiempos de Miguel Vega en el PRI estatal y de Roberto Madrazo en el CEN del PRI. Lo cierto es que el PRI, con un candidato infiltrado, sin hacer campaña y sin hacer compromisos, desde el principio estuvo en la línea de combate dando la pelea. Sí Rodimiro Amaya no hizo campaña, ni entabló compromisos ni nada de nada, fue porque ese era el plan, la estrategia.
Tres años después vienen las elecciones intermedias de 2008 y otra vez las humillantes derrotas. El PRI nombra candidatos propiamente solo para cubrir con el expediente, sin mayores esperanzas de triunfo. Tres años después, en 2011, los priístas enfrentan nuevamente el dilema de ungir un candidato o candidata que genere expectativas de triunfo. En la línea de arranque sólo se apuntan dos prospectos; Esthela Ponce Beltrán y Antonio B. Manríquez Guluarte. El CEN del PRI realiza una evaluación (encuestas) y a ninguno de los dos les alcanzan las canicas. En la coalición gobernante la caballada está gorda, acicalada y lista en el arrancadero; Luís Armando Díaz, Marcos Covarrubias y atrás, rezagado, Ricardo Gerardo Higuera.
Tal vez para Beatriz Paredes no hubiese representado ningún problema, muchos menos dilema, ungir a cualquier priísta como candidato –dada su ganada fama de corrupta y arrastrada–, nada más que ya no tenía consigo todos los hilos del partido en sus manos. Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila y delfín de Enrique Peña Nieto para la dirigencia nacional del PRI, curtido en cuestiones electorales y conocedor de que como “mastica la iguana”, pronto encuentra un prospecto que destrabaría el entuerto de los dos aspirantes a los que no daban las canicas (Esthela Ponce Beltrán y Antonio B. Manríquez Guluarte). Impulsa a un joven desconocido como candidato a la gubernatura, que surge del dilema de competir solo por competir, sin ninguna expectativa de triunfo. Ungen a Ricardo Barroso, quien encabeza con éxito la campaña como candidato a la gubernatura del estado. El experimento de Moreira da resultados, de suerte que en el corte final de la elección en Los Cabos y La Paz, el PRI aventaja al candidato del PAN a la gubernatura del estado (Marcos Covarrubias) con una cerrada diferencia de mil votos en cada uno de ambos municipios. ¡Ah!, pero se presenta el atípico “caso Comondú”, donde sorpresivamente los resultados de la elección se dispararon abruptamente a favor del candidato del PAN. De no ser de que en esta vida se han visto muertos barriendo (y votando), el PRI hubiese recuperado la gubernatura. En síntesis, en 2011, el PRI ahí estaba de nuevo dando la pelea.
Cuatro años después, en 2015, ese PRI que muchos daban por muerto y que no pocos le echaron los Santos Oleos, estuvo en frente del combate dando la pelea a contracorriente, enfrentando las contracampañas de Isaías González Cuevas, Esthela Ponce Beltrán, de priístas traidores y simuladores, del PAN, de Marcos Covarrubias y del propio CEN del PRI, que ya tenía “pactada” la elección. Al final del día, el PRI rescata, en la pepena final, cerca de 87 mil votos que no son poco cosa; 87 mil votos libres de polvo y paja; votos que en las últimas tres sucesiones gubernamentales –2005,2011 y 2015– han pasado lista en las urnas, como si se tratada de un estribillo sarcástico de que “los muertos que vos matad, gozan de cabal salud”. ¡Qué tal!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com

SOBRE EL CABRESTO

Vaya nuestro más sentido pésame a la familia Palacios Avilés y Palacios Montaño, por el fallecimiento del profesor, Héctor Palacios Avilés, acaecido en la tarde de ayer. Destacado cabeño y sudcaliforniano a carta cabal. En lo personal desde siempre le he profesado respecto, admiración y afecto, no por ser mi paisano ni mi ex jefe, sino por muchas coincidencias que tuvimos y sobre todo, por ese carácter indomable que nos caracteriza a los cabeños. Descanse en Paz y que el Señor lo proteja en su Santo seno…..De igual forma expreso mis más sentidas condolencias a las familias Arias Carrillo y Arias Perpuly, ante el fallecimiento de Luís Arias Carillo, acaecido ayer en esta ciudad. Para su esposa, Julieta Perpuly de Arias, padres, hijos e hijas, hermanos, hermanos y demás familiares, nuestro más sentido pésame. Descanse en Paz…..Salud.

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