La sobrerregulación de las leyes, el temor de la ciudadanía a denunciar actos ilícitos y la falta de participación de las instituciones son algunos de los motivos por los que no puede erradicarse la corrupción en los países, afirmó Robert Klitgaard.
El especialista en este tema y egresado de la Claremont Graduate University California compartió ideas sobre este tópico en su conferencia el día de hoy, “Experiencias internacionales sobre corrupción” esta tarde en El Colegio de Sonora.
Agregó que en un sistema en el que los trámites toman demasiado tiempo para lograrse, las personas prefieren tomar otras rutas y sobrepasar a la autoridad al ofrecer algún tipo de soborno para concretar su objetivo.
“A veces las leyes crean la corrupción, es tan complicado tantos pasos, tantos reglamentos que la única manera es pagarle a alguien para que te de la libertad de la ley. Es lamentable que en muchos países haya tantos”, sostuvo.
Klitgaard comentó que pueden utilizarse diferentes herramientas para combatir la corrupción como la denuncia anónima, el uso de redes sociales para crear plataformas de denuncia y el que se garantice la seguridad de quienes interponen quejas.
Destacó que es importante la participación de todos los integrantes de la sociedad: ciudadanos, funcionarios y empresarios pues es así como se puede atacar esta problemática desde distintos ángulos y de manera más completa.
“El control interno es esencial. Se necesita otra forma de auditoría informal de los mismos empresarios, de los mismos funcionarios que pueden informar, porque muchos de ellos están atrapados en sistemas corruptos”, dijo.
Ir tras sistemas y no sobre personas fue una recomendación del académico pues al intervenir en las prácticas de una institución que se encuentra en mal estado es más fácil pues detectas donde están las fallas y finalmente puedes deshacerte del verdadero problema.
Klitgaard ha sido asesor de gobiernos en temas como estrategia económica y reforma institucional, debido a este trabajo ha sido invitado a diferentes países de Latinoamérica, Asia y África a presentar sus sugerencias.
En los últimos cinco años ha trabajado en la facultad del Foro Económico Mundial, en la junta editorial del Diario de Literatura Económica y Teoría; y en la junta de la Asociación de Evaluación y Desarrollo Internacional.
