Entre los reos famosos que han estado encarcelados en el penal del Topo Chico, lo mismo se puede mencionar el nombre del empresario Jorge Lankenau Rocha que el de Carlos Pérez González, El Gafe, un reconocido líder de los Zetas.
El Gafe, quien fue ultimado en el interior del centro penitenciario, era un sicario que estuvo implicado en el homicidio del exalcalde de Nuevo Laredo, Tamaulipas, Benjamín Galván.
Se le acusaba de los delitos de homicidio calificado, agrupación delictiva y crímenes cometidos contra la seguridad de la comunidad.
Su historial terminó cuando su cuerpo fue encontrado sin vida con múltiples heridas por arma blanca, en el mismo reclusorio.
Pérez González era un exmilitar que se enroló al servicio de Los Zetas, tenía tan sólo 28 años.
Junto con el exalcalde de Nuevo Laredo, también plagió y asesinó al empresario Miguel Ángel Ortiz.
Otro de los internos que alcanzó notoriedad y estuvo en Topo Chipo, fue el doctor Alfredo Ballí Treviño, quien habría servido de inspiración para el personaje de Hannibal Lecter.
Lo anterior lo confesó el propio autor del escritor, Thomas Harris, en cuyo libro se basó la famosa película El silencio de los inocentes.
En la reedición de la historia, con motivo del 25 aniversario del filme, explicó que se inspiró en el doctor para dar vida al personaje.
Su encuentro fue cuando acudió al penal a entrevistar a un estadunidense preso por asesinar a tres hermanos sobre la carretera a Laredo, Texas.
En entrevistas, Harris lo llama “el doctor Salazar”, pero en realidad es Ballí Treviño. Su elegancia y modo de proceder marcaron la pauta para que creara a Hannibal.
Ballí Treviño era un pasante de medicina que fue recluido en Topo Chico tras asesinar a su pareja, Jesús Castillo Rangel, en su consultorio de la colonia Talleres, en 1959.
Entonces de 28 años, el joven le aplicó pentotal sódico a su amante, lo desangró, descuartizó y sepultó en el municipio de Guadalupe.
En 1961 fue sentenciado a muerte, la última condena en la historia de México, pero su pena se conmutó por 20 años de cárcel.
Gustavo Hirales Morán, integrante de la extinta Liga 23 de Septiembre, también estuvo preso en el penal de Topo Chico, durante las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado.
En 1997, el empresario Jorge Lankenau Rocha fue arrestado e internado en el centro penitenciario de Topo Chico.
Al hombre de negocios se le acusó de fraude y evasión de impuestos por el traspaso de 179 millones de pesos a las Islas Caimán y Paraguay.
Pasó ocho años en reclusión, hasta que abandonó el encarcelamiento el 24 de diciembre de 2005.
Eduardo Camarena Legaspi fue otro de los involucrados del fraude de Grupo Financiero Abaco, de Jorge Lankenau Rocha.
Ingresó al centro penitenciario cuando las autoridades estadunidenses lo entregaron a la justicia mexicana como parte del mismo proceso. Se le acusó de asociación delictuosa, fraude y delincuencia organizada.
Además, en el área siquiátrica del mencionado centro penitenciario se encuentra la expatinadora Elena Gouliakova, una mujer que destacó en esa disciplina y, tras perder la razón anduvo deambulando.
Se desconoce por qué motivo está ahí o por qué perdió sus facultades mentales. En sus buenos tiempos impartió su clases en el deportivo Alpino Chipinque y el San Agustín.