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Educación ambiental, presente en lo económico, lo político y lo social

En 1977, la Conferencia de Tbilisi propuso una visión holística fundada en las causas estructurales.
La educación ambiental para la sustentabilidad se basa en una visión sistémica que reconoce que lo ecológico no puede aislarse de lo económico, lo político y lo social. Esto implica asumir una visión de complejidad que busca conocer las causas de fondo, de carácter estructural, para comprender las diversas situaciones y problemáticas ambientales.

En 1997, la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental adoptó la Declaración de Tbilisi, que establece los tres grandes objetivos de la educación ambiental, hoy vigentes:

“Fomentar una clara conciencia y una preocupación por la interdependencia económica, social, política y ecológica en áreas urbanas y rurales.

Proporcionar a cada persona las oportunidades para adquirir el conocimiento, valores, actitudes, compromiso y habilidades necesarias para proteger y mejorar el medio ambiente.

Crear nuevos patrones de comportamiento hacia el medio ambiente en individuos, grupos y en la sociedad en general.”

Para el logro de esos propósitos se han desarrollado diferentes enfoques educativos.

Educación ambiental formal. Se desarrolla en ámbitos escolares y se refiere al conjunto de acciones y proyectos que se llevan a cabo en el marco del Sistema Educativo Nacional, como el establecimiento y fortalecimiento de programas educativos para estudiantes, la actualización de docentes en materia ambiental, la incorporación de la dimensión ambiental en planes y programas y la elaboración de materiales educativos, entre otros.

Educación ambiental no formal. Se centra en el aprendizaje no secuencial de temas y provee a los participantes oportunidades para construir su propio entendimiento a través del análisis de situaciones prácticas de su vida cotidiana y entorno vital. Los participantes, al involucrarse en la resolución de problemas que les afectan y en experiencias directas, son desafiados a aplicar habilidades de pensamiento e intervención.

Además, provee contextos y temas del mundo real, mediante los cuales se pueden aprender conceptos, adquirir habilidades y desarrollar hábitos de comportamiento, actitudes y valores para toda la vida.

Asimismo, se desarrolla mediante procesos de comunicación con contenidos en educación ambiental con pertinencia cultural y espacial, a través de los medios masivos de comunicación, pasando por la televisión y la radio, hasta el internet y las redes sociales.

Educación para la conservación. Recupera el componente verde del entorno y focaliza su atención en problemas ambientales relacionados con lo ecológico, como la protección de áreas naturales protegidas, la extinción de especies silvestres y los recursos naturales.

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